La verdad es que comer fruta sola o acompañada es siempre aconsejable, salvo en casos muy concretos de determinadas patologías.
La fruta es una fuente importante de vitaminas para nuestro organismo. El hecho de que la fruta la consumamos cruda, nos asegura la ingesta de ciertas vitaminas que no nos llegan a través de otros alimentos porque se destruyen por el calor al cocinarlos.
No hay ninguna razón para pensar que las frutas puedan disminuir el aprovechamiento de otros nutrientes, sino todo lo contrario. Por ejemplo la vitamina C, presente en las naranjas y otras frutas, ayuda a la absorción del hierro de los alimentos.
Existe una creencia bastante generalizada de que la fruta engorda. Probablemente esto se deba a que su dulzor se asocia con un posible aumento de peso.
Sin embargo, su alto contenido en agua, su prácticamente nulo contenido graso y su significativo contenido en fibra, son factores que justifican el bajo valor calórico de las frutas, habitualmente consumidas como postre.
La fruta, en definitiva, es adecuada a cualquier hora del día, en todas las comidas y para todo el mundo independientemente de su edad.
Sólo en aquellos casos de personas con ansiedad por la comida, se recomienda tomarla antes para provocar una pequeña sensación de saciedad y no se den atracones al sentarse en la mesa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario