Si cada vez que se lleva algo azucarado a la boca piensa que está cometiendo un pecado, aquí le ofrecemos algunas ideas y sugerencias que le harán sentirse menos culpable y, a la vez, reducirá las posibilidades de engordar.
- Prefiera los pie de frutas, como los de limón, manzana o pina, en vez del pecanpie o los que contienen crema.
- Las frutas frescas son una gran opción para postre. También puede congelarlas para comerlas como bocadillos en el verano.
- Elija un sorbeto en vez de helado o sírvase una taza con la mitad
de helado de vainilla y la otra mitad de guineo u otra fruta de su
preferencia.
- Si va a llevar helado a casa, lleve la porción más pequeña o la suficiente para una servida a cada uno de los miembros de la familia.
- Al comprar helado pida que se lo sirvan en taza y así se ahorrará
las varias calorías que tiene el cono azucarado.
- ¿Ganas de chocolate? Compre la presentación más pequeña, mejor aún si es de chocolate oscuro (al menos 50% cacao).
- A la hora de preparar una receta, pruebe a reducir en 25% el azúcar
que le pidan.
- Media taza de yogur natural, dos cucharadas de miel y unas pocas nueces hacen un postre sabroso y nutritivo.
- Prepare sus batidos con frutas y yogur libre de grasa o con leche baja en grasa. Tenga cuidado con los batidos o smoothies que se preparan en restaurantes porque suelen contener demasiada azúcar y crema.
- Si va a tomar soda, compártala con alguien y prefiera siempre las
presentaciones más pequeñas.
- Elija jugos que sean 100% de fruta.
- En el restaurante pida un postre y varias cucharillas. Comparta con los demás, usted quedará satisfecha -muchas veces el dulce empalaga pronto- y ahorrará calorías.
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