Existen muchas creencias, sin ningún fundamento, relacionados con la alimentación. A continuación aclararemos algunos de estos mitos y analizaremos cuál es su realidad:
La banana engorda. FALSO
Como la mayoría de las frutas frescas, la banana está compuesta por hidratos de carbono y agua. No contiene grasas y su aporte proteico es casi inexistente. Una banana mediana contiene aproximadamente 70 calorías, casi como la manzana, que posee 64 cada 100 gramos. Por lo tanto, comer una banana por día no modifica el peso y contribuye a una alimentación variada, sana y placentera.
No se debe tomar líquido con la comida. FALSO
El agua, como cualquier otro líquido, ocupa un lugar en el estómago al consumido. Lo que sucede si no consumimos líquidos con la comida es que tenemos más lugar en el estómago, más apetito y las posibilidades de aumentar de peso se acrecientan. Además, se vuelven más dificultosas la deglución y la digestión.
No se debe mezclar sandía con vino. FALSO
Esta teoría no tiene ninguna base científica. La sandía es una fruta y el vino es el producto de la fermentación de otra. Durante la digestión, ambos interaccionan normalmente con los jugos gástricos, sin que influya en la digestión de una la presencia del otro.
La papa engorda. FALSO
La composición de este vegetal es muy parecida a la de los cereales -por ejemplo, el arroz- y no tiene nada de grasas. Aporta 100 calorías cada 100 gramos de producto cocido.
Su problema radica en la forma cómo es cocinada o condimentada (aceite, crema o manteca), ya que modifican sustancialmente el aporte calórico del vegetal y lo convierten en un alimento peligroso para los que cuidan la línea.
Es más saludable y dietético la margarina que la manteca FALSO
Si bien la margarina es de origen vegetal, para su elaboración se utilizan aceites hidrogenados que tienen la particularidad de formar ácidos grasos "trans" y está comprobado que este tipo de sustancia produce un aumento del LDL-C (colesterol malo). En cuanto a su aporte calórico, es muy similar al de la manteca.
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