El cobre es un nutriente esencial para el organismo sobre todo en la formación de los huesos, en el funcionamiento del
sistema nervioso y para el corazón.
Inclusive, según investigaciones recientes, puede ayudar a las personas con artritis reumatoide al actuar como un antiinflamatorio natural.
Sin embargo, es importante mantener un balance adecuado. Es decir, no tener un défcit de este mineral ni un exceso.
Esta situación se enfatiza en los casos de aquellos que padecen las enfermedades de Wilson o de Menkes. La enfermedad de Wilson es un trastorno genético recesivo producido por un defecto en el metabolismo del cobre, que se acumula en el hígado, donde puede llegar a producir cirrosis, en el sistema nervioso, produciendo una enfermedad nerviosa parecida al Parkinson, y en la córnea, donde forma un anillo parduzco.
Se combate tomando elementos que inhiben la absorción de cobre, como el zinc, o drogas quelantes que favorecen su eliminación.
La enfermedad de Menkes o síndrome del cabello acerado es un defecto en el transporte de cobre por la placenta, que provoca un déficit de cobre antes del nacimiento y puede ocasionar deterioro mental, daño neurológico, osteoporosis, falta de pigmentación, etc.
Los alimentos ricos en cobre son la mayoría de nueces y semillas, el chocolate, los garbanzos, el hígado y las ostras; un individuo de unos 80 kg de peso contendrá de 120 a 150 mg de cobre en el organismo.
Puede vigilar su estado de cobre poniendo atención a lo que podría ayudar a agotar el mineral en el cuerpo.
Cualquier cosa fortalecida con hierro, por ejemplo, reducirá la absorción de cobre en 50%. Si está anémico o si toma complementos de hierro en forma regular, haga que su doctor mida la cantidad de cobre en sus glóbulos rojos. En caso de duda puede realizarse un examen de sangre.
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